jueves. 03.10.2024
El tiempo

Merece la pena

Este 28 de febrero se cumplen 35 años desde la celebración, en 1980, del Referéndum de Autonomía de Andalucía. En aquel momento nuestra gente alzó su voz para ser tenida en cuenta como merecía y poder así avanzar a fin de alcanzar mayor igualdad en relación con otros territorios de España.

Formo parte de una generación de jóvenes que no vivimos en primera persona aquel cambio histórico. Sin embargo, hoy tenemos la oportunidad, gracias al enorme paso hacia adelante que dieron los andaluces y andaluzas, de ser protagonistas de un presente que es muy distinto del de entonces.

Es cierto que queda mucho trabajo por delante, que Andalucía tiene aún niveles de paro y otros problemas que deben obligarnos a no bajar la guardia ni un solo instante. No obstante, es preciso también que no desdeñemos los logros que se han alcanzado en estas tres décadas y media.

Tenemos que darle a esta fecha conmemorativa la relevancia que merece, ya que nos hace traer a la memoria de quienes no tuvimos ocasión de ser protagonistas de aquel momento histórico, el estímulo para seguir luchando por un mejor futuro. El simbolismo de este 28 de febrero nos permite mirar al pasado para tomarlo como referente y como impulso para continuar progresando.

A pesar de las dificultades que aún tenemos que superar, los andaluces y andaluzas podemos decir hoy con la cabeza bien alta que somos garantes de igualdad de oportunidades. Asimismo, somos un ejemplo de esfuerzo en el blindaje del Estado del Bienestar, que, entre otras cosas, nos asegura al derecho a una educación y a una sanidad públicas. Andalucía levantó su voz hace 35 años, no para ser más que nadie, sino para convivir en España en condiciones de igualdad con otros territorios. Y está claro que mereció la pena.

En aquel momento histórico de 1980 que mi generación no pudo vivir directamente, pero de cuya trascendencia somos conscientes, se puso de manifiesto la fuerza de la unidad. Con esta misma fortaleza podemos seguir trabajando para conseguir que nuestra tierra, con la que nos identificamos y que nos duele cuando es atacada, siga avanzando. Hoy, al igual que entonces, sigue mereciendo la pena.

Comentarios