Salud detecta presencia del virus de la fiebre del Nilo en Gibraleón y Lucena
El virus de la fiebre del Nilo sigue este año su progresión en Huelva. Dos nuevas localidades onubenses se han unido al largo listado de pueblos donde el temido virus ha hecho acto de presencia obligando a las autoridades a extremar medidas. Son Lucena del Puerto y Gibraleón que, junto con Beas, agrandan el mapa expansivo de este virus que se ha cobrado ya ocho muertes en Andalucía en 2024 y una el pasado año en Arroyomolinos de León. Aunque en los últimos casos citados el virus afecta a caballos se ha aumentado el nivel de alerta.
En 2023 falleció una mujer de Arroyomolinos de León afectada por el virus de la Fiebre del Nilo. Y este verano ha saltado a personas en Campofrío y en Rosal de la Frontera. También se ha detectado circulación del virus en Valdelamusa y Almonaster.
Antes se confirmó su presencia en Huelva, Almonte y La Palma, incluida la capital, en el espacio de Marismas del Odiel.
Salud pide el aumento de medidas de control y prevención y Control de Plagas prescribe el refuerzo de tratamientos biocidas.
Por otra parte, dentro del proyecto Arboprevent se ha detectado circulación de virus en los mosquitos transmisores capturados en las trampas situadas en Valdelamusa y Almonaster la Real,en la provincia de Huelva.
Un virus que supone ya una amenaza
El virus West Nile (WNV por su siglas en inglés) es un virus de ARN de la familia Flaviviridae, que se comporta ecológicamente como arbovirus, es decir es un virus transmitido por artrópodos hematófagos (fundamentalmente mosquitos pero también garrapatas) a hospedadores vertebrados.
En su ciclo natural el virus es transmitido por mosquitos culícidos a aves. El virus lleva a cabo una fase de su ciclo de vida en el mosquito, cuando al alimentarse éste de un hospedador infectado y virémico, el virus logra pasar del sistema digestivo del insecto a las glándulas salivares, esta fase se conoce como ciclo extrínseco de virus, momento en el que el virus se encuentra preparado para infectar a otro hospedador susceptible cuando el mosquito se alimente sobre él.
En el hospedador vertebrado, el virus se multiplica, durante el llamado ciclo intrínseco produciendo una viremia, que puede durar más o menos tiempo dependiendo del hospedador.
Asimismo los mosquitos juegan un papel de reservorio de virus durante la estación invernal ya que tanto en su fase de imagos, como en sus fases de larvas y huevos, el virus puede sobrevivir al invierno gracias a la transmisión transovárica. Esto hace posible que el virus pueda reaparecer en un mismo lugar durante años consecutivos.
Las aves son los hospedadores naturales de la infección y los mayores amplificadores del virus, fundamentalmente las paseriformes. Aunque en la mayoría de ellas, no se observan cuadros clínicos cuando están infectadas, en Europa, algunos córvidos, gorriones, rapaces, fochas y perdices han demostrado ser susceptibles de desarrollar la enfermedad.
El virus West Nile puede asimismo infectar ocasionalmente a humanos y a caballos, comportándose éstos como hospedadores finales ya que no producen viremia suficiente como para contribuir al ciclo de transmisión. En recientes epidemias por WNV, el 80% de las infecciones en humanos fueron asintomáticas, el 19% presentó síndrome febril generalmente auto-limitado y en menos del 1% de los casos dieron lugar a afectación del SNC desarrollando meningitis, encefalitis o parálisis flácida. La mayoría de los casos mortales (entre el 4% y el 15% de los pacientes con sistema nervioso central afectado) se producen en personas mayores de 50 años e inmunodeprimidos.
En caballos, la enfermedad puede manifestarse desde asintomática hasta con una encefalitis.
