lunes. 16.09.2024
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La antigua cárcel: icono de represión de homosexuales y trans

Hacemos un recorrido por este icónico edificio, que fue uno de los máximos exponentes de la persecución contra la libertad sexual durante la época franquista
La antigua cárcel: icono de represión de homosexuales y trans

Tras largos años en el olvido, la Antigua Cárcel de Huelva vuelve hoy a ser noticia. El consistorio onubense ha hecho público tras sesión plenaria, que destinará 1,6 millones de euros a una primera consignación presupuestaria para su adquisición. Con un espacio de 3.624 metros cuadrados, fue diseñada en 1930 por el arquitecto Pérez Carasa. El inmueble está incluido en el catálogo municipal de los Edificios y Elementos de Interés del Ayuntamiento de Huelva con un grado de protección integral monumental.

La antigua prisión de Huelva representa uno de los máximos exponentes de la persecución contra la libertad sexual durante la época franquista. Lo recuerda una placa en su fachada:

«Para una generación de españoles este establecimiento penitenciario fue símbolo de castigo y exclusión social a quienes decidieron ejercer su libertad de ser y amar de forma diferente. Quede esta placa como reparación de la sociedad democrática a una injusticia histórica en recuerdo de los homosexuales y personas trans que fueron encarcelados y como compromiso de que ninguna generación tendrá que pasar por nada semejante»

En 2014 fue declarado Lugar de Memoria Histórica por la Junta de Andalucía en recuerdo de los presos políticos y los represaliados por su orientación sexual. Esta declaración, según la normativa autonómica, obliga también a su titular a garantizar su identificación, señalización, preservación y, en el caso de que experimente alguna transformación de importancia, a mantener una huella o registro permanente que sirva para recordar los hechos relacionados con el sitio.

Desde finales de los años 60 del siglo XX y hasta 1978, la dictadura convirtió la antigua prisión provincial de Huelva en un centro de internamiento de homosexuales y transexuales, que eran castigados al amparo de la Ley de Vagos y Maleantes.

El régimen franquista ordenó por un decreto del 25 de enero de 1968 el internamiento de este tipo de presos, calificados como “pervertidos sexuales de hábito”. Los condenados eran internados durante un periodo de entre tres meses y tres años para su “reeducación”. La privación de libertad estaba regulada por el Tribunal de Calificación, con presencia eclesiástica y encargado de determinar la duración del proceso de curación.

Se trataba de uno de los centros de rehabilitación para homosexuales de la época en el sur de España. Uno se ubicaba en Badajoz -para los considerados como homosexuales pasivos- y el otro en Huelva -para los establecidos como activos-.

El encarcelamiento de La Moni

Antonio Herrera,  'La Moni' de Huelva, conoce bien los muros de esa prisión. En 1963, con 17 años, decidió disfrazarse de mujer junto a siete amigos. Eran carnavales. Alguien llamó a la policía, pero cuando llegaron ya se habían quitado la ropa. La policía les prometió que si volvían a disfrazarse para hacerles una foto, los dejarían en paz. Les mintieron y consiguieron la prueba necesaria para condenarlos a prisión.