sábado. 28.09.2024
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Molino 94, una vida juntos... y la pelota

Hace unos días, mientras tomaba un aperitivo en Los Maestres, punto de encuentro de muchos amigos en la Plaza 12 de octubre, entre ellos Jesús Payán, quien empieza a contarme que se iban a reunir un grupo de amigos, aunque algunos ya van resistiendo poquito, pero lo importante es que continúan reuniéndose. 
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Molino 94, una vida juntos... y la pelota

Le digo a Jesús, un auténtico fenómeno como persona, que me gustaría dejar constancia en el periódico Diario de Huelva de esta historia y de la celebración en el reencuentro, por lo que pido me cuente como empezó todo...  Él, ni corto ni perezoso, me dice: "no te preocupes José Luis, que te lo voy a dar escrito para que no se me quede nada en el tintero"

Así comenzó esta crónica social contada por Jesús Payán:

"No lo podían sospechar, ni ellos ni nadie. Es el peculiar caso de este grupo de quinceañeros choqueros que tuvo a bien esta bendita vida reunir allá a inicios de la década de los 70 del pasado siglo. 

Molino 94
Molino 94

Era otra Huelva, tan distinta a la de ahora, como lo eran también aquellos tiempos. Y a esa edad, para ellos, la vida se reducía esencialmente a la obligada actividad estudiantil (aunque alguno ya comenzaba a ejercer laboralmente) y, por supuesto, al ocio y disfrute, fundamentalmente reducido a aquellas salas recreativas de futbolines, billares, pin pon, primeras máquinas eléctricas de petacas,... (Plaza de las Monjas, Gálvez, Buenavista,…) así, como no, al divino “juego de la pelota”. ¡¡¡La pelota!!! Eso que con el tiempo ha pasado de precioso deporte a espectáculo, "arte", negocio,… para ellos fue la diversión/afición que se erigiría en el inquebrantable lazo que los mantendría unidos para siempre.

Molino 94
Molino 94

Aquellos partidos nocturnos en plena Plaza de Las Monjas, en toda su superficie, con un esférico cualquiera cuando ya las horas del reloj cambiaban la hoja del almanaque, al aroma de aquellas decenas de plantas de damas de noche, esos no se borrarán jamás de su memoria. Ese escenario nocturno se compartía con los momentos sabatinos en el Campo de Las Cañas (campos de El Titán, muy cerca del entonces antiguo Campo de Tiro con Arco) al que para acceder había que saltar una valla tras el Colegio Ferroviario. Era un terraplén asilvestrado, sin porterías ni nada parecido. Siempre jugaban entre ellos con el añadido de otros jóvenes (y no tan jóvenes) que se reunían allí espontáneamente sin necesidad de mensajería de ningún tipo y siempre sin nada de seria competición. Pasar el rato disfrutando, ese era el espíritu, ese mismo que siempre les conducirá a lo largo de los años.

Y como no, en época estival, la playa, con sus maravillosos ratitos peloteros a orillas bien de Punta Umbría bien de los chiringuitos de El Portil. En aquellos tiempos en los que aún esto era permitido, y siempre con el más escrupuloso respeto hacia el resto de playeros, asegurando la suficiente distancia para ello, practicándolo solo en las mayores mareas bajas de la temporada y con toques adecuados a aquel escenario. Un enorme placer, descalzos, emulando humildemente a los “brasileiros” y su “jogo bonito”.

Van creciendo, el grupo evoluciona al ritmo del calendario y, aunque se hicieron esporádicas incursiones en campos “grandes” como Maristas, Ciudad Deportiva,... aparece (y se impone) la novedosa fórmula del fútbol-sala o futbito, y con ello acceden a las nuevas instalaciones que van apareciendo en la ciudad para este fin y que, como "santuarios", visitarán peregrinamente: Andrés Estrada, Tenis, Hispanidad, Las Américas, Ciudad Deportiva, Diego Lobato, Verdeluz, Puerto,… todas ellas les reunían para dar rienda al goce de "acariciar la pelotita".

En algún periodo incluso llegaron a participar en algún campeonato que se organizaba, pero fue algo puramente anecdótico dado que lo singular e identitario siempre-siempre fue jugar entre ellos, entre amigos, y haciendo crecer el grupo con la agregación de nuevos peloteros que automáticamente se convierten en nuevos amigos.

Molino 94
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Mientras, a la par, la vida los sitúa en un momento clave y en una situación límite para la Hermandad de San Francisco, justo además cuando se produce la revolucionaria aparición de los "hermanos costaleros". Y ahí, por esas cosas que pasan en la vida, se mete de lleno aquel inicial pero cada vez más incrementado y ya muy sustancioso grupo de colegas. Y este grupo se vuelca en la faena y presta una muy valiosísima aportación a la Hermandad y no sólo con el costal: venta de papeletas, colaboración en programas radiofónicos para la construcción de la Capilla, limpieza de enseres, adecuación de Casa Hermandad, preparación y participación en sus actos, … un sinfín de tareas, lo que hiciera falta. Fue una etapa maravillosa para todos y tan inolvidable como satisfactoria que les llenará siempre de orgullo. 

Molino 94
Molino 94

A aquellos cada día menos jovencitos los años les van a conducir ahora (casi simultáneamente con esa etapa "capillita") a las marcadas etapas de la exigida "mili", de la incorporación al mercado de trabajo (en casi todas sus actividades: funcionarios, industria, comercio, cuerpos de seguridad, sanitarios, magisterio, banca, servicios,…) y, claro, a casarse y reproducirse, todo tal como entonces estaba tácitamente "mandado". 

Este tremendo devenir individual de cada cual repercutió en el alejamiento de los terrenos de juego porque resultaba prácticamente imposible hacer coincidir todas esas nuevas e imperiosas obligaciones familiares, laborales,... con cualquier actividad lúdico-grupal: era una quimera poder hacer coincidir horarios para ir a "tocar la pelota". La pura lógica podría haber hecho comprensible y razonable que, como ocurre en tantas ocasiones, todo desembocara en un alejamiento del colectivo, su disgregación casi total, cada uno, con su vida, pero no, la amistad se hace fuerte y apasionada, consigue perdurar, indestructible, aguanta el empellón vital y.... Llega 1994. Una vez pasados esos primeros años, con los hijos ya en el mundo, con más o menos encarrilado el tema del "curro", el piso y su hipoteca,... cuando podemos decir consolidaron ya ese nivel social de “adultos”, el contacto renace en todo su esplendor y se intensifica: resultó que aquella llama de casi un cuarto siglo atrás no había desaparecido (era imposible) sino que simplemente estaba al ralentí y como el ave fénix…. 

Molino 94
Molino 94

Se provoca y se inicia una cita semanal allá por febrero de ese año en una llamada a retomar lo de “pelotear” para lo que, por razones de ubicación y disponibilidad del colectivo, se elige la pista de Molino De La Vega, fijándose como día los viernes en su hora 21, lo que sería ya para siempre, casi ininterrumpidamente, si bien en momentos puntuales, por cuestiones de obras y mantenimiento de la instalación o festejos en la misma como la Cruz de Mayo, las circunstancias les obligaba al traslado a cualquier otra instalación, ya fuera en Huelva o en Corrales (incluso en las pistas de fútbol 7). De esta forma se reconsolidó, se “institucionalizó”, aquel ratito bálsamo semanal.

Mención especial merece el que pudiera considerarse el más bonito hito de este grupo,, como si de un gran título futbolístico se tratara: jugar en el Estadio Nuevo Colombino. Fue aquello otro gran lujazo que la vida les puso de por medio con motivo de la celebración del evento/reto “El Partido Más Largo Del Mundo”. Supuso un enorme sueño pisar aquel césped y vivir aquella experiencia tan lejana de las iniciales imágenes de los partidillos de la Plaza de Las Monjas.

Recientemente, se ha cumplido el XXX Aniversario de aquella primera cita del reencuentro de estos amigos en torno al balompié. Año tras año, lustros y décadas, viernes tras viernes, a la misma hora, en el mismo sitio, celebraron sus encuentros, que como mandan los cánones se veían religiosamente complementados con su tradicional “tercer tiempo”, en los establecimientos de la zona, trascendentales momentos estos en los que, tras una semana más o menos dura para cada cual, se intercambiaban al son de un refrigerio y unos “manises” todas las inquietudes, alegrías, tristezas, peripecias… del devenir personal individual que de esta forma se hacía comunal enriquecimiento colectivo nacido del compartirlo todo.

Estos actos extradeportivos se complementaban al menos con dos grandes citas anuales en torno a una mesa: las fiestas de Navidad y de “findetemporá” en las que se aglutinaban todos los amigos, peloteros y no-peloteros, para dar buena cuenta de nuestros caldos, guisos, gambas, … al compás de innumerables brindis por la alegría de seguir unidos y todo bien nutricionado con esa “vitamina X” que son las risas.

A lo largo de estas tres décadas, aquella docena y media inicial de amigos peloteros se ha multiplicado hasta alcanzar prácticamente el centenar de intervinientes (entre ellos muchos de nuestros propios hijos) que imperiosamente se fueron incorporando ante la necesidad de reemplazar a aquellos que, por muy distintos motivos (principalmente lesiones), tuvieron que ir abandonando la práctica deportiva. En los últimos tiempos, incluso incorporando y dando cabida a la participación femenina entre los contendientes de resultado más que satisfactorio. 

La gran mayoría de todos estos “nuevos fichajes” para disputar partidos se incorporaron también, y para siempre, al grupo de amigos, lo que supone un premio absolutamente impagable, sin duda el más grandioso trofeo obtenido por el Club.

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Molino 94

A estas alturas, cuando 50 años después les llega la jubilación a aquella chavalería, se sigue ahí, los viernes a las 21 horas, aunque a sabiendas que es una carrera contra el reloj y contra la capacidad física. Y aunque no hay una fecha para decir adiós a eso de “vestirse de corto y pisar la cancha” cuando ello acontezca todo lo demás continuará, ya sea con el dominó o con la baraja de cartas, lo que sea, porque una cosa es matemática: la inicial amistad les llevó al balón, y éste, puede que agradecido, les recompensó con sobredosis de amistad, compañerismo, camaradería, hermandad,... y eso ¡¡¡ durará para siempre en una prórroga interminable !!!.

¡¡¡ ENHORABUENA Y MUCHAS FELICIDADES, MOLINO´94 !!!

Felicidades, Carlos, Domingo, José, Emilio, Paco, Miguel Angel, Payán, Manolo, Juan, Leiva, Magán, Juan Mijatovich, Antonio, Jesús, Quito, José Luis, Curro, Juan Antonio, Pepe, Mariano, Edu, Monis, Miguel, Nacho, Juan José, Florencio y Martín.

Simplemente sois maravillosos 

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